La duración del sol es un indicador importante para evaluar el impacto del clima en la eficiencia de luces solares de la calle . Cerca del ecuador, el tiempo de sol anual promedio puede exceder las 2,500 horas, proporcionando condiciones de iluminación ideales para los paneles solares, lo que les permite funcionar de manera eficiente durante mucho tiempo, proporcionando así una entrada de potencia estable para el sistema de batería. En este entorno, el sistema de iluminación se puede cargar completamente durante el día para garantizar la estabilidad de la iluminación nocturna. Sin embargo, en las áreas de alta latitud, especialmente en invierno, el acortamiento del tiempo del sol y la reducción del ángulo de altitud solar conducen a una disminución significativa en la eficiencia de absorción de energía de los paneles fotovoltaicos, lo que puede causar una reducción significativa en la cantidad total de energía solar disponible cada día, lo que resulta en un almacenamiento de energía insuficiente o un tiempo de iluminación acortado. En casos extremos, no se puede lograr la iluminación para todo clima, reduciendo así la confiabilidad operativa del sistema.
La frecuencia y la intensidad de la precipitación también tienen un impacto importante en la eficiencia de las luces solares de la calle. El clima lluvioso continuo reducirá significativamente el tiempo de iluminación real y la intensidad de la luz de los paneles solares, reduciendo así su eficiencia de generación de energía por unidad de tiempo. El clima lluvioso continuo durante varios días puede hacer que la batería de almacenamiento de energía no pueda cargarse por completo, especialmente en sistemas con pequeña capacidad o sin fuente de alimentación de respaldo, lo que dificulta satisfacer las necesidades de iluminación normales y causar interrupciones de iluminación. En las zonas climáticas monzónicas tropicales, aunque las horas anuales totales del sol son altas, la lluvia se concentra en temporadas específicas. Este problema del desequilibrio de generación de energía estacional debe resolverse con urgencia a través de la configuración científica de la capacidad de almacenamiento de energía y las estrategias de control inteligente.
El clima de bruma también interfiere significativamente con la operación de las luces de la calle solar. Las partículas y los contaminantes en la atmósfera absorben y dispersan la radiación solar, reduciendo la intensidad de luz efectiva que alcanza la superficie de los paneles solares, debilitando así su eficiencia de generación de energía. Además, los contaminantes en el aire forman fácilmente una capa de polvo en la superficie de los módulos fotovoltaicos, bloqueando aún más la luz solar y reduciendo la tasa de conversión de la energía de la luz. Los estudios han demostrado que el clima de bruma severa puede reducir la eficiencia de generación de energía de los sistemas fotovoltaicos en más del 30%. Si la limpieza y el mantenimiento no se realizan durante mucho tiempo, la eficiencia continuará disminuyendo, lo que afectará la capacidad de iluminación de todo el sistema.
Los cambios de temperatura también tienen un doble impacto en los paneles solares y los sistemas de almacenamiento de energía en las luces solares de la calle. Los módulos fotovoltaicos tienen un coeficiente de temperatura cuando se trabaja, y su potencia de salida generalmente disminuirá en aproximadamente 0.4% a 0.5% por cada aumento de 1 grado Celsius. En un entorno de alta temperatura, la temperatura en la superficie del panel solar puede ser mucho más alta que la temperatura del aire, reduciendo significativamente la potencia de salida. Al mismo tiempo, los materiales químicos del sistema de batería envejecen más rápido a altas temperaturas, acortando la vida útil de su ciclo y afectando la eficiencia del almacenamiento de energía. En condiciones de baja temperatura, especialmente en regiones extremadamente frías, la actividad química de las baterías de litio se debilita, la resistencia interna de las baterías aumenta y la capacidad de carga y descarga disminuye significativamente, lo que resulta en un tiempo de iluminación acortado o un brillo insuficiente, lo que afecta seriamente la experiencia del usuario. Si la temperatura es demasiado baja, incluso puede hacer que la batería se congele, dañe la estructura interna y afecte aún más la vida útil de todo el dispositivo.